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mejor definición, viejos trabajos.Recuerden que enseñamos la técnica!

miércoles, 4 de marzo de 2009

El encaje de bolillos y el movimiento SLOW

Mucho se ha hablado acerca del "Elogio de la lentitud", del movimiento Slow. Lejos está en ser una postura que propicia la lentitud por la lentitud misma. Es una postura ente la vida, una filosofía de la misma.
Como alguna vez se ha dicho, no hay mayor dificultad en ver, que ver lo obvio y este movimiento propugna solamente obviedades: disfrutar de la vida, apreciar con total claridad y el detalle necesario cada una de las etapas que la conforman, cada uno de los hechos que la enriquecen aún aquellos que no nos sean agradables. Tan sencillo como eso, ni tan olvidado en la situación actual.
Si hay alguna actividad lenta dentro de la textilería es la que presentamos aquí, pero para recordar sus beneficios hemos de transcribir algunos párrafos de "Elogio de la lentitud" del periodista canadiense Carl Honoré, casi un portavoz oficial del movimiento:
Esa sensación de que nos falta algo en la vida explica el anhelo global de lentitud. Sin embargo, que ese "algo" sea más profundo que una mejor calidad de vida sigue estando por ver. Muchas personas descubren que ir más despacio tiene una dimensión espiritual, pero muchas otras no lo creen así. El movimiento slow es lo bastante amplio para acomodar ambas posturas. En cualquier caso, es posible que la brecha entre las dos no sea tan ancha como parece. El gran beneficio de ir más lento es que proporciona el tiempo necesario para establecer unas relaciones significativas, con el prójimo, con la cultura, con el trabajo, con la naturaleza, con nuestro cuerpo y con nuestra mente. Algunos llaman a eso vivir mejor. Otros dirían que es un bien espiritual.
respecto de las labores manuales dicta:
Mientras que los bienes manufacturados puede ser modernos, funcionales, duraderos, bellos e incluso inspiradores, el mismo hecho de que estén producidos en masa los hace desechables. En cambio, un objeto hecho a mano, como un chal de punto, por su carácter único, sus caprichos e imperfecciones, lleva la huella de su creador. Percibimos el tiempo y la meticulosidad que ha dedicado a su obra y, en consecuencia, sentimos hacia ésta un mayor vínculo afectivo.
Hacer punto es una actividad lenta por naturaleza. No es posible pulsar un botón, dar vueltas un mando o mover un interruptor para hacer punto con mayor rapidez. El auténtico gozo de hacer punto reside en el acto de hacerlo, más que en llegar al final de la tarea. Los estudios han demostrado que la danza rítmica y repetitiva de las agujas puede reducir tanto el ritmo de los latidos cardíacos como la tensión arterial, y sosiega a la persona que las maneja hasta el extremo de que la hace entrar en un estado apacible y casi meditativo.
Es tan lenta que vemos la belleza de cada minúsculo acto que interviene en al confección de un suéter, tan lenta que sabemos que el proyecto no terminará hoy, sino que puede requerir meses. Eso nos permite reconciliarnos con la naturaleza irresuelta de la vida. Mientras hacemos punto, vivimos más despacio.

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Desde mí

Soy artesana textil desde que tengo uso de razón, como una herencia que mi abuela me dejó. Le debo a Juana, esa artesana que no cumplió su sueño el empuje hacia lo que hoy transito, mi historia en las manos. En 1992 un viaje a Brasil me reservó el encuentro con las rendeiras, fue necesario esperar bastante tiempo hasta encontrarme con la práctica de esta disciplina.

el sueño de la encajera

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encaje tipo italiano